El agua es la vida de nuestro planeta. Creemos que no debería embotellarse, plastificarse ni etiquetarse. No debería enviarse de un sitio a otro. No debería ir de aquí para allá ni de allá para acá.
No debería importarse, exportarse ni gravarse. No debería ser escasa. No debería monopolizarse.
No debería comercializarse. No debería venderse. No debería costarte a ti, ni a nosotros.
Pero así es. El agua está siendo usada de tal manera que no podemos hacer lo único que se supone que debemos hacer con ella: beberla del grifo.
Nuestro fundador, Merijn Everaarts, estaba harto de ver botellas de plástico contaminando el mar. Quería ofrecer a la gente una alternativa al plástico de un solo uso. Así, en 2010, nació la primera botella Dopper.
Desde entonces, hemos seguido creando más soluciones para acabar con el agua embotellada y conseguir que la gente beba agua del grifo.
Un objetivo tan grande no se consigue cambiando a una persona, se consigue cambiando todo el sistema.
Por eso, animamos a la gente a llevar y rellenar su botella reutilizable, instamos a las empresas a ofrecer y promover el agua del grifo y presionamos a los gobiernos para que el agua del grifo sea segura y accesible para todos.
Estamos aquí para solucionar un problema, no para crear otro. Por eso, minimizamos el impacto de nuestras soluciones para lograr un efecto positivo en el planeta. Lo hacemos de diversas maneras, desde cómo gestionamos nuestra empresa hasta cómo diseñamos nuestros productos. Estamos aquí para solucionar un problema.